10 consejos para ser mejores padres

1.- Enseña  a querer, se afectuoso, prodiga cariño y gestos de ternura en tu casa. Que sientan que se les quiere como son, con sus defectos y sus virtudes.

2.-  Corrige con cariño, a solas, no delante de los demás; sin humillar. Que les quede claro que todos caemos pero que lo importante es levantarse.

3.- Procura permanecer  sereno y tener paciencia.  Si ves que no puedes, atrinchérate cinco minutos en tu cuarto, y cuando te hayas serenado,  sal  y corrige sin ira.

4.- Exige con cariño, pero con fortaleza.  Se les exige porque se les quiere y es nuestra obligación hacerles fuertes, para que puedan madurar, ser dueños de sí mismos y no se dejen llevar por lo que me apetece.

5.- Organiza planes familiares sanos  y divertidos. Así, entre  sus lugares preferidos, estará su casa.

6.- Cuida de los mayores, especialmente a los abuelos.  Ten detalles de cariño y ternura con ellos.

7.-  Dedica al menos cinco minutos al día a conversar con cada uno de tus hijos.  Que te cuenten sus inquietudes y preocupaciones…, lo que les gusta o no. Esta es una de las claves de la confianza entre padres e hijos.  Aunque te hablen de fútbol, ropa, o de lo que sea…  no dejes estos cinco minutos. ¡Por muy ocupado que estés!

8.- Desdramatiza situaciones.  No les des la razón, enséñales a ponerse en el  lugar del otro y a no ser víctimas o quejicas;  sino emprendedores y luchadores.

9.- Propicia que tengan una relación divertida, leal y sincera entre los hermanos y con sus amigos. Haced un anecdotario familiar de cosas divertidas, les encantará releerlo cuando crezcan.

10.- Fomenta el agradecimiento. Que sepan valorar los dones que Dios les ha dado y a las personas que tienen a su alrededor. Para eso es importante que nos vean rezar, bendecir la mesa y ser cariñosos con los demás, especialmente con las personas que ayudan en casa. No permitáis comentarios tipo: “Tú no me mandas”. Fomenta el respeto y la obediencia a las personas que les cuidan cuando nosotros estamos ausentes de casa.

Por  último, ya sabemos todos, por experiencia que la tarea de educar puede ser agotadora pero, ¿qué mejor que dejar nuestras fuerzas y desgastarnos por nuestra familia?