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¿Por qué educar es tan complicado? ¿Por qué nos cansa tanto? ¿Por qué a veces pensamos que no somos capaces? Porque educar a nuestros hijos, conlleva que nosotros también debemos aprender y formarnos.  Implica la necesidad de una mejora continua.

Educar es librar pequeñas batallas con nosotros mismos, no con ellos. Ser capaces de mantener el “no” que le hemos dicho a nuestro hijo hasta el final, ¡¡cuesta un triunfo!! Pero, ¿por qué? Tal vez estas pautas ayuden a saber cómo vamos, a no auto-juzgarnos continuamente por lo mal o bien que lo hacemos, y a ilusionarnos con la gran tarea que tenemos entre manos:

  1. Conócete a ti mismo. Nervioso o impaciente, saltas con facilidad… aprende a contar hasta 10. No te gusta encorsetarte en las normas, mejor ir improvisando. Tus hijos necesitan un mínimo de orden en su horario, también te lo puedes pasar bien con ellos cumpliéndolo. No te gusta pelearte, buscas tu comodidad, cedes fácilmente… llévate un poco la contraria (por el bien de tus hijos) y ¡búscate un buen aliado! ¿qué tal tu marido o mujer? (¡mejor aliado imposible! No lo dudes.)
  2. Ponte un objetivo con cada hijo ¡y a por ello! Hay tantos frentes abiertos con cada hijo, que por querer abarcar mucho, puede que finalmente no consigamos nada. Una conversación con el tutor o profesor del colegio puede ayudar a centrar la lucha. Cuéntaselo a tu hijo, le motivará mucho saber qué tiene que hacer y cómo.
  3. Dedica tiempo a tu formación o desarrollo personal: lee libros interesantes (mejora tu cabeza), haz deporte (mejora tu cuerpo), y dedica un tiempo a la meditación y el silencio. La improvisación continua y el dejarse llevar por la vida no son la solución. ¡Las riendas de la vida las llevamos nosotros! Pero tenemos que pararnos a pensarla.
  4. ¡Quiere mucho a tu cónyuge! Y dedicaros tiempo el uno al otro. El amor de los padres vacuna a los hijos contra el fracaso y la desmotivación. ¡Nada hay más seguro que ver que tus padres se quieren! Eso ayudará a trabajar en equipo, a “Hoy encárgate tú que yo no me siento capaz…” “Hoy estoy yo pendiente, olvídate…” que tanto descansa de vez en cuando. Dedicar tiempo a la pareja también nos ayudará a concretar esos objetivos y acometerlos juntos.

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