¿Motivas a tus hijos?

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La estimulación positiva es mucho más eficaz que la estimulación negativa, ya que contribuye a la mejora del autoconcepto y autoestima de las personas. Es clave que en el proceso de aliento y estimulación positiva no sólo valoremos los éxitos alcanzados, sino también los esfuerzos realizados.

A continuación quisiera proponer las siguientes frases para alentar y  mejorar la autoestima de nuestros hijos y alumnos.

  1. “Estás trabajando muy bien…”

Hay que alentar a los niños cuando no lo esperan, cuando no lo piden. Siempre es posible señalar algún acto útil o un aporte de cada niño. Un comentario sobre algo que a nosotros nos parezca pequeño e insignificante, puede tener gran importancia para un niño.

  1. “Mejoraste mucho en…”

El crecimiento y el adelanto es algo que debemos esperar de todo niño. Tal vez no hayan llegado al punto que nos gustaría, pero si existe progreso, es difícil que se desalienten. Los niños, de ordinario, siguen trabajando si perciben que adelantan.

  1. “Te queremos mucho, pero no nos gustan algunas cosas que haces”.

Muchas veces, los niños sienten que se les deja de querer cuando han cometido un error o se han portado mal. Un niño nunca debe sentir que no se le quiere. Es importante diferenciar entre el niño y su conducta; lo que no queremos es tal tipo de conducta.

  1. “Nos puedes ayudar mucho si…”

Sentirse útil es algo importante para cualquiera. Los niños quieren ser útiles y ayudar. Lo que tenemos que hacer es darles la oportunidad.

  1. “Tratamos de hacerlo juntos”.

Los niños que piensan que tienen que hacer todo sin ningún fallo, temen muchas veces intentar algo nuevo por miedo a cometer un error o fracasar.

  1. “Está bien, te equivocaste; pero ¿qué podemos aprender de este error?”

Lo ya hecho es irremediable, pero todos podemos aprender algo para el futuro. Los errores pueden enseñar al niño muchas cosas, y las aprenderá si no se siente molesto por incurrir o haber incurrido en un fallo.

  1. “Tú quisieras que nosotros pensáramos que no puedes hacerlo, pero estamos convencidos de que sí”.

Esta estrategia puede utilizarse cuando el niño dice o transmite la impresión de que algo es demasiado difícil para él y vacila en intentarlo. Si lo intenta y fracasa, por lo menos habrá tenido el coraje de probar. Nuestra expectativa tiene que ser coherente con la capacidad y madurez del niño.

  1. “Prosigue, no te des por vencido”.

Cuando un niño se empeña, pero no obtiene mucho éxito, un comentario como éste puede resultar útil.

  1. “Estoy seguro de que puedes resolver esto (por ejemplo este problema), pero si necesitas ayuda, avísame”.

Los adultos tenemos que expresar la confianza en que los niños serán capaces de resolver sus propios conflictos, si les brindamos la oportunidad.

  1. “Entiendo lo que sientes (no se trata de simpatía, sino de empatía) pero estoy seguro de que lo sabrás superar”.

El identificarse con otra persona rara vez le ayuda, más bien indica que la vida ha sido injusta para él o para ella. Si se comprende la situación y se cree en la capacidad del niño para adaptarse a ella, eso le será de mucha mayor ayuda.

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